jueves, 6 de diciembre de 2012

6 de diciembre. Amarga victoria.




La Constitución Española es el marco en el que los padres objetores hemos intentado defender nuestro derecho a educar a nuestros hijos según nuestras propias convicciones.

Hoy, muchos que me han negado el saludo por ser madre objetora y no permitir que mis hijos entraran en clase a ser adoctrinados, se llenaran la boca en discursos vacíos sobre la libertad,el respeto...la lucha por defender los derechos humanos...

Pero a mí, nadie me ha felicitado  aunque parece ser que nuestra batalla por la libertad ha dado su fruto después de todo.

Parece ser que EpC sí adoctrinaba, parece ser que sí hicimos bien en oponernos a sus contenidos y a la forma en la que el Estado se entrometía en nuestros hogares.

Parece ser que hemos ganado; aunque viendo las heridas que la batalla contra EpC ha dejado en mis hijos, recordando los momentos en los que los insultos públicos en la prensa, las falsas acusaciones y las injurias salpicaban a mi familia y a mi imagen...tengo que reconocer que es una victoria amarga.     

Antes que responsable de Alternativa Española en Extremadura soy madre.

El Partido Popular no puede simplemente hacer como que nada ha pasado. 
Al menos un niño extremeño JPC forma parte de los cuatrocientos alumnos que  han planteado recurso jurídico en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Otro niño pacense de once años APC permaneció humillado, solo, en el recreo de su colegio sin poder acceder a la biblioteca del centro durante el horario de esta adoctrinadora asignatura; durante todo el año escolar.

A la intemperie, con lluvia, sol, calor, frío; expuesto a las miradas y comentarios de todo el vecindario y la comunidad educativa.

¿Hacemos como que nada ocurrió?

¿Qué pasa con los expedientes de los alumnos objetores que ahora están en Bachiller? 
¿Podrán promocionar con las materias adoctrinadoras suspensas? 

¡Es necesaria la normalización académica de estos alumnos!. 

Quizás cuando los padres  objetores seamos tratados con el respeto y el reconocimiento que merece haber estado luchando solos por la libertad de todos, podamos empezar a confiar en los políticos. 

Mientras tanto soy como el gato escaldado que huye del agua. 

Margarita Cabrer