
El otro día oía a un tipo decir
que tendríamos que empezar a distinguir (con esto de la crisis) entre lo que
era cultura y lo que era ocio. ¡Vaya!, pensé. No hace tanto tiempo la pésima
ministra Sinde afirmaba que el botellón debía considerarse manifestación
cultural.
¡Y será por eso que casi todos
los ayuntamientos han dedicado dinero público a fomentarlo!
Con una población de 8817
habitantes; Cervera, localidad de la provincia de Lérida, se ha gastado 100.000
euros del erario público para
apoyar una fiesta. En plena época de
crisis.
En 2011 aportó 104.000 euros, y en los años anteriores rondaba entre
los 120.000 y 130.000 euros.
El caso es que no es una fiesta normal, ni
tradicional: surgió como una gamberrada de cuatro borrachos.
Entre la publicidad que encuentro sobre ella
puedo leer: "te enseñaremos a hacer lecturas [de
cartas] para ver si encontrarás pareja y como conseguirla y si ya tienes
para ver cómo estás a nivel emocional y hacia donde derivas".
JAJAJAJAJA. Es que lo de “hacia dónde deriva”…
me ha hecho gracia.
Una sociedad que se gasta 100.000 euros en un
aquelarre…yo tengo claro hacia donde deriva. Sobraban alforjas.
Cataluña ha dedicado en el siglo XXI más de un millón de euros a fomentar
la cultura esotérica en esta “fiesta cultural” en la que principalmente un
Gran Chivo eyacula una lluvia de espuma desde un enorme pene sobre los miles de
asistentes (por lo general bastante bebidos) aglomerados en la plaza en
el momento de la "Escorreguda" (la corrida), precedido
todo del famoso "Baile de la Polla".
Cuando leo estos datos: 100.000
euros para 8817 personas…despilfarrados, tirados a la basura, empleados para
fomentar los vicios y la promiscuidad sexual…pienso en Cecilia la pobre señora
de Borja a la que han crucificado las redes sociales por meterse en camisa de
once baras e intentar que no se perdiera del todo, barrido en el polvo a los
pies de la columna del santuario de la Misericordia de Borja la imagen de su
querido Ecce Homo.
Son muchas Cecilias, aunque no
salen a la luz, las que se remangan y se “propasan” haciendo de enfermeras
cuando “solo” son profesoras; muchos policías que se “propasan” haciendo de
cuidadores cuando “solo” son funcionarios… muchos bomberos, guardias civiles, abogados,
sacerdotes, médicos; empresarios que se “propasan” y actúan como si fueran Dios
multiplicando los panes y los peces con tal de no despedir a nadie.
Mientras nuestros impuestos son
quemados en esta Hoguera de las Vanidades llamada Sintema Autonómico. Y oiga;
ningún político de los que tienen representación en el parlamento a día de hoy
está dispuesto a renunciar a ello.
Todos ellos son responsables,
aunque Cecilia sea culpable.